Caminamos Sur América: Cusco y Machu Picchu

viernes, 8 de junio de 2012

Cusco y Machu Picchu



Cusco, La capital del imperio Inca

Nos despertamos en Cusco luego de 10 horas de viaje, y de un frio espantoso. Me sorprendió al llegar que la primera persona que conocimos, un señor que esperaba su bus en la terminal no había conocido Machu Picchu, así pasaron algunos más, sobre todo locales, quienes por razones inventadas, no habían subido a la ciudad perdida de los Incas, un lugar que es su patrimonio, que les pertenece, pero que es tan caro que parece reservado para los turistas.

 Por 15 soles incluyendo el desayuno, nos alojamos en Yuri's Home Hostal, un edificio viejo en el que el propio Yuri nos atendió con mucha amabilidad y además nos explicó las maneras más baratas de acceder a Machu Picchu. Resulta que las tres compañías de ferrocarril han negociado un monopolio y no se permite el acceso a otros vehículos por la vía rápida que tomaría unas 2,5 horas.  Por esa ruta, solo se puede viajar en tren y las tarifas van desde 45 dólares hasta 380 dólares por trayecto, una barbaridad. Así que decidimos hacer la otra ruta en carro, que por 50 soles (20 USD aprox.) una minivan te lleva en una travesía de 8 horas por montañas escarpadas y carreteras angostas, pero con hermosos paisajes de montañas nevadas, ríos y valles coloridos.

Nuestros días en Cusco fueron de mucho descanso, de buena comida y de mi primera diarrea del viaje,  hicimos una pasta superláctea, con unos champiñones enlatados que tenían marcada la  palabra ERROR en la etiqueta, pero bueno, la guía de medicina que mi mamá nos hizo fue efectiva, y para el día de la salida, ya estaba bien, sólido como dice Ana.

Cusco nos gustó, la riqueza cultural se desborda, fue la capital del imperio Inca, y en sus calles y monumentos se puede observar por un lado las tácticas de los españoles que construyeron sus iglesias y monumentos sobre los de los incas, y por otro lado la intención actual de rescatar ese patrimonio prehispánico escondido debajo de las rocas, las plazas y la asimilación.

Debo decir que es también una ciudad cara, donde todo el  mundo parece vivir del turismo y te venden de todo en todas partes. Hay lugares donde te intentan vender un almuerzo ejecutivo en 35 soles, que serían más o menos 30 mil pesos colombianos. Nosotros obviamente encontramos una mejor opción: un restaurante vegetariano llamado El Encuentro, que nos alimentó muy bien por 8 soles; de hecho, nos revivió la idea de montar nuestro propio restaurante vegetariano en un futuro cercano, el cual estamos seguros que será un hit.










 Machu Picchu

El viaje a Machu Picchu lo iniciamos a las 8 am, en una minivan muy bonita. A Ana y a mí nos dieron los puestos junto al conductor y luego de tanquear, salimos con unos 15 turistas más, estadounidenses la mayoría. En el camino pasamos  por Ollantaytambo, un sitio que queríamos conocer, pero que te obligan al pago de 130 soles por un boleto turístico para entrar a las ruinas, así que tomamos las fotos desde lejos y seguimos nuestro camino. Al cabo de 3 horas de trayecto, el paseo se convirtió en una montaña rusa sin frenos, literal, porque la camioneta se quedó sin frenos y el conductor estaba que se dormía. Después, todo se normalizó, pero empezó lo peor, las curvas eran todas en U, y apenas cabía la minivan, pasábamos a escasos centímetros del precipicio, y a pesar de haber sido advertidos y de que nos aseguraron que no pasaba nada, yo estaba listo para abrir la puerta y tirarnos en caso de emergencia. Ni que decir de los gringos de atrás que no sabían si vomitar o gritar de susto; y lo peor, ellos habían pagado el tour completo, así que probablemente se tendrían que devolver por esa misma vía.




A eso de las 3pm llegamos a la hidroeléctrica, el último punto hasta donde un carro puede pasar. Desde ahí, caminamos 2 horas y media junto a las vías del tren, entre la vegetación y las montañas, nos bañamos en el río Urubamba que recién nace y luego se une al Amazonas, y conocimos a un argentino, Walter, quien resulto ser vegetariano, antiguo estudiante de shaolín, y alguien muy amable, con agradables historias para el camino y datos para nuestro viaje.



Casi de noche llegamos a Aguas Calientes, la última parada antes de Machu Picchu, donde el cansancio nos hizo dormir sin cenar en un hostal que nos cobró 15 soles. Dormimos hasta las 4:30 am, cuando nos levantamos para subir la montaña. Después de desayunar, Ana se dio cuenta de que no alcanzaríamos a ver el amanecer desde arriba si caminábamos, así que cogimos un bus. La entrada a la ciudadela es un caos, son cientos de personas queriendo entrar al mismo tiempo; pero bueno, después de guardar la comida que llevábamos (no toda, aunque esté prohibido, hay que llevar algún snack si vas a Huayna Picchu, la montaña detrás de Machu Picchu) nos fuimos a esperar el primer rayo de sol en la piedra sagrada.


Estando ahí, esperando el sol, vi esa ciudad sin ciudadanos, escuchamos las invenciones de los guías tratando de imaginarse cómo vivían las personas, y por qué  no estaban más. Sentí la necesidad de poner más atención a las personas mientras aún están, y no tener que inventármelo todo cuando se hayan ido.





A las 7 am abrieron la puerta para los primeros 200 y más afortunados visitantes de Huayna Picchu, entre los que nos encontrábamos Ana y yo por haber comprado el boleto con semanas de anticipación.  Esperamos un poco a  que subieran los  grupos  y comenzamos el ascenso con calma. Fue una hora de subida en la que contemplamos a Machu Picchu desde todos los ángulos y distancias, desde donde vimos muchos pajaritos que sin miedo se te acercaban solo para demostrarte que ellos pueden volar y se lo disfrutan. En los últimos 30 metros hay varios pisos de azoteas donde se puede descansar y ya en la cumbre nos tomamos las merecidas fotos, y vimos un paisaje alucinante, con picos nevados, con montañas verdes y ovaladas como las que pintan en la China, con la ciudad perdida frente a nuestros ojos, radiante con la luz de la mañana.

Nos sentamos a meditar, y al respirar conscientemente sentí como me balanceaba sobre esa montaña. El balancín era como si estuviera montado en una onda, en la vibración de ese valle sagrado y de esas montañas sagradas, nuestras malas, que hicimos para vender, fueron nuestras guías por ese sentimiento de paz y de sincronía con la naturaleza y con la luz.







Agradecidos con Huayna, descendimos para conocer la gran maravilla del mundo Inca, y en media hora ahí estábamos, listos para empezar, vibrando con la ciudad perdida. Ya no éramos los mismos.

Caminamos por horas, mi papá nos había advertido que era exigente y debíamos prepararnos, le metimos fuerza y recorrimos todo el lugar, aprendiendo las historias de los guías, que en múltiples idiomas recitaban los usos y costumbres de los Incas, o mejor, sus hipótesis al respecto. Conocimos los templos, las casas, las tumbas, las azoteas, el observatorio astronómico, las fuentes de agua que corren por la ciudad. Debimos parar a almorzar, salimos y comimos lo que llevábamos; y luego nos echamos una siesta de una hora en el pasto de las azoteas donde sembraban las cosechas. Ahí me picó un bicho desconocido, que me inflamo el brazo por dos días, pero que después de unas loratadinas no dejó ni marca.


La piedra de la Eterna Juventud
Al reanudar nuestra visita, aprendimos que para los Incas todo se trataba y se hacía con el objetivo de honrar su cosmovisión: para ellos el sol es el dios supremo, lo conocían como Inti o Viracocha, él  les entregó un cetro sagrado, de oro, y les dijo al primer hombre y a la primera mujer, nacidos del Titicaca, que donde clavaran ese cetro, la tierra, se convertiría en su reino, y por eso estos manes crearon un imperio, el más grande de la época por estas latitudes y que arrasó con muchas culturas, que asesinó a muchas personas, y que nos dejó, como muchos otros imperios, sus ruinas. Igual como empezó, terminó, pues se dice que en sueños los dioses se aparecieron a la primera mujer y le dijeron que pronto vendrían a la tierra, y al divulgarse la noticia confundieron al matón de Pizarro montado en caballo y luciendo una armadura china, con sus deidades, lo que significó que unos ciento cincuenta españoles pudieran acabar con toda una civilización de miles o millones de personas.

En la cosmovisión incaica el universo tiene tres partes, el cielo, que es asociado con el Cóndor, donde se encuentra lo divino; el mundo de los hombres, que es la roca, y que se asocia con el puma; y la tierra, la pacha mama, que no es el infierno sino las raíces, y que se asociaba con la serpiente. Todo se trataba de la ascensión desde la tierra a través del mundo de los hombres hacia el cielo. Así, las ciudades sagradas como Machu Picchu obedecían a replicar esa cosmovisión, y al parecer eran construidas por los gobernantes y la élite para mantener su poder y legitimar su conexión con los dioses.



Cansados, extenuados, bajamos a pié hasta Aguas Calientes. Apenas llegamos decidimos que nos quedaríamos de una noche más y disfrutaríamos de las aguas termales y de una buena pizza. Eso hicimos y fue el final perfecto de nuestra visita a la ciudad perdida de los incas. También decidimos regalarnos la devuelta en tren, que conseguimos por 36 usd. 





Al día siguiente nos despedimos de Walter, de Aguas calientes y de Machu Picchu y cruzamos el valle sagrado en mi primer ferrocarril para luego salir rumbo a Bolivia. Hoy estamos en la Paz, luego de unos días en Isla del Sol, en el Titicaca, un lago a tres mil y pico de metros, con atardeceres y amaneceres inimaginables y rodeados de pájaros y montañas nevadas.



El turismo el dinero y la esclavitud.



Viajando por Perú nos sentimos asediados por el factor dinero, por la mafia del turismo que no te permite extender los brazos y caminar hasta donde puedas, sino que se inventa boletos turísticos para ver un cóndor, para pisar un cañón, para respirar el aire de las montañas. Perú es un país hermoso con una riqueza cultural inigualable, pero para conocerlo hay que pagar en cada pueblo, en cada esquina, incluso en los buses. Tal vez para los estadounidenses y europeos la cosa no sea cara, y pueden, sin mayores preocupaciones, pagar 100 soles allí, 50 acá y 80 allá; pero para los suramericanos, e incluso para los peruanos, conocer su país es un imposible. Tal vez las cosas cambien y se aprenda de Ecuador, de su amabilidad de su buen trato, de su economía de inclusión y de que te abran las puertas, sin costos, sin límites económicos, se trata de permitir y no de limitar.

Así también, vimos en los planes turísticos para conocer las islas flotantes de Uros o de Taquile, que se trata de un turismo abusivo, pero esta vez no con los turistas sino con los indígenas. Pagas unos soles, y eso te da derecho a ir a interrumpir la vida de los indígenas, para que cuando tú llegues, ellos te hagan un baile típico, con sus trajes típicos y les regales algo de dinero a cambio del espectáculo. No comprendemos cómo las organizaciones internacionales que se dan a sí mismas el derecho de decir que es o que no es patrimonio cultural de la humanidad o que es o que no es obra inmaterial de la humanidad, etc.; permiten y promueven que la sociedad “más civilizada” vaya y conozca, juzgue y evalué su forma de vivir, su manera de vestir, de comer, etc., y los traten como figuras de circo. En cada pueblito, uno ve a los padres vendiendo a sus niños en la calle, los ponen en cada esquina vestidos con sus trajes típicos, saludando en diferentes idiomas para captar la atención de los turistas, con llamas o vicuñas bebes en sus cargaderos, sólo para que les tomen una foto, y luego les den dinero. Tal vez tenga que ver con las noticias más tristes que hemos escuchado, “en Perú ha aumentado la tasa de suicidio infantil a causa del Bulling”(abuso y violencia en los colegios por parte de otros niños). Los pescadores ya no pescan, ahora tienen hostales, las artesanas ya no tejen, ahora venden la producción de las máquinas. Nosotros creemos en un turismo responsable y sobre todo respetuoso.


Volviendo de Machu Picchu me decidí a escribir sobre la esclavitud y el ser humano, sobre el dinero como cómplice, al ver a los cargadores del camino del Inca, que me recordaron los dibujos en los libros de historia del indígena y el negro cargando al europeo en sus espaldas. Por algún tiempo quisimos hacer el camino del Inca, y conocimos gente que lo hizo. En todo el mundo es reconocido como una de las mejores caminatas que se pueden hacer, y cuesta más de 500 dólares y hay que reservar con meses de anticipación. Pero lo que no sabíamos es que esos dólares esclavizan a estos hombres que se cargan tu carpa, tu agua, tu papel higiénico, tu ropa, y me parece que hasta lo cargan a uno, por algo de dinero para que sus familias puedan vivir. Esta es la otra cara del turismo, la de los pueblos esclavizados y prostituidos, la de los hombres como animales de zoológico y donde se siente una vez más que aquellos que tienen más por haber nacido en un lugar específico puedan abusar de otros que no contaron con la misma suerte, supuestamente por dinero, pero es mentira, es un papel y nos han engañado. Para que el intercambio de trabajo por dinero fuera válido, tendríamos todos que ganar lo mismo, en todo el planeta, porque de lo contrario, me recuerda al derecho de pernada europeo que cuenta Beethoven en sus clases, donde el patrón, o el gran señor feudal, solo por serlo, tenía derecho a pasar la noche de bodas con la recién casada, y el marido mamando.

La vaina con el dinero se puede observar desde la moneda. Antes se llamaba Inti, que es el dios sol de los incas, luego, por la hiperinflación, se llamó Sol (un nombre más actualizado), y actualmente se llama Nuevo Sol,  así que se crea una relación directa entre el Dios y el dinero que de manera inconsciente va dirigiendo el comportamiento y las prioridades de toda una población. El resultado es idéntico al problema conceptual de la humanidad que se ha creado un dios omnipotente, omnipresente que a pesar de estar hecho de papel, puede destruir montañas y borrar pueblos con guerras inventadas, pero que no nos atrevemos a cuestionar, pues surge la pregunta, y de qué vas a vivir?, o la afirmación de que el mundo es así, y que no puedes cambiarlo. Siento decirlo, pero no es cuestión de comodidad, ni de gustos, ni de aceptar; Se trata de ética, de valentía y consciencia, y eso no es negociable.

Sé que a simple vista parecemos muy idealistas, pero por el contrario, solo observando la realidad nos damos cuenta que los seres humanos somos otra cosa, somos seres de luz y amor, que nada tienen que ver con la adoración de un dios de papel, y que nos hemos confundido porque nos olvidamos de contemplar nuestra propia existencia y ser conscientes de que estamos vivos  y que vinimos a disfrutar y a aprender. La razón para que las cosas sean como son: injustas, es porque todos hemos aceptado que así sean, por miedo.


7 comentarios:

  1. Q bonito se ve todo, yo estoy viendo unos cusco tours para poder visitar esta bella ciudad!

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  2. Chicos,

    Escribo con la banda sonora del batallón Guardia Presidencial de fondo. Pasa todos los días debajo de mi ventana. Me estremece. Aclaro que ya me conozco todas las canciones, pasodoble y el clásico de los Stones para la Guerra de Vietnam incluído, pero aún así me pongan los pelos de punta, estoy que les paso nuevas partituras.
    Entre coro y coro gritan: "Vencer o morir". Eso me estremece aún más. No lo hacen en todas las canciones, sólo entre algunas, y no lo hacen todos los días con el mismo ímpetu, sino particularmente los viernes cuando hay más gente.

    Tengo sentimientos encontrados con esta última entrada, supongo que ustedes también los tuvieron. Nos merecemos encontrarnos para una buena echada de rulo sobre nuestra pobreza, que no es tanto la de la gente en las zonas rurales, sino la pobreza de espítitu de los habitantes urbanos. La superación de la pobreza extrema debe ser también una superación de la falta de riqueza espiritual, sean cual fueren sus referentes divinos. Pero los economistas no entienden eso! Indicadores, mediciones, evaluaciones...en fín. Aprendo de ellos todos los días, ojalá pueda en algún momento transmitirles la importancia de lo intangible para tener un mejor país. Ese es el avance informativo desde el Ejecutivo colombiano...y, muchas más chivas que merecen ser charlarlas al son de unos tragos en Corrientes o la Paulista.

    Por lo pronto lo que mejor me pareció es que hayan decidido sensatamente devolverse en tren.

    Adios pues!

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    1. Gracias por tus palabras queridísima, nos vemos pronto.

      :)

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  3. Te felicito por tu excelente narrativa, me deleito leyendo tus vivencias y razonamientos
    Fernando Gómez Daza
    Valencia-Venezuela

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    1. Gracias Fernando, seguiremos escribiendo y esperamos en algun tiempo conocer Venezuela y saludarte en Valencia.

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  4. Que bien mis tigrillos, además de gozarce semejante aventura, observar y describir desde las venas abiertas de nuestros pueblos, agradezco de veras la fortuna de conoceros,y de ilustrarnos esta dolorosa realidad, realidad que se puede llegar a modificar
    Un abrazo de gorila
    David

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