Caminamos Sur América: Quito y un nuevo reto

jueves, 15 de marzo de 2012

Quito y un nuevo reto


Quito
 
 A Quito llegamos cansados, por la tarde, a eso de las 4. En la terminal del norte, cogimos un metro bus (articulado) que nos llevó hasta la Y, estación en la que hicimos transbordo a un trole bus. Los troles son buses articulados también, pero se mueven por cables de alta tensión, por lo que contaminan menos, y al tener carriles exclusivos, resultan bastante rápidos. En Bogotá los tuvimos, pero los  cables nos parecieron muy feos y los quitamos. El pasaje nos costo 25 centavitos , y duró unos cincuenta minutos.

De entrada, Quito se mostró amable, con un sistema de transporte público integrado, eficiente y barato que nos llevó hasta una parada llamada Colón, desde la que comenzamos a caminar buscando el barrio  la Mariscal. Sin mapa ni dirección a la cual llegar, seguimos deambulando y preguntando a la gente, pero por alguna razón, no conseguían darnos la dirección correcta. Las mochilas pesaban demasiado y la tarde comenzaba a oscurecer, y justo ahí, llegamos a un hostal llamado “ la familia”, una señora saltó de su silla a recibirnos, con una sonrisa de orea a oreja y nos ofreció un cuarto gigante con 4 camas, todas para nosotros, el cual negociamos en 15 dólares la noche.

La cosa prometía, así que salimos a dar una vuelta por el barrio y resultó que a tres cuadras estaba la zona rosa de quito(plaza Foch), con decenas de  hostales, pero ninguno tan barato como el nuestro. Para celebrar nuestra llegada y buena suerte, comimos en un bonito restaurante y  nos fuimos a dormir para recuperar nuestras fuerzas.

El sábado salimos buscando internet, y al igual que en Otavalo, la plaza Foch tenía internet gratis. Desde ahí escribimos la anterior entrada del blog, mientras desayunábamos un chocolate con humitas, (así le llaman a los envueltos de maíz o bollos de mazorca). El clima quiteño es parecido al de bogotá, solo que un poquito más  extremo, si es frío, es mucho frío, y si es  soleado... tal cual Cartagena. Y entonces, tal como en Bogotá, luego de un hermoso sol de medio día, se vino el aguacero, que nos retuvo un par de horas.

Por la tarde salimos a conocer el famoso centro de Quito, el cual fue declarado patrimonio de la humanidad por allá en los ochentas. Caminamos una media hora, en la que pasamos por parques muy lindos, plazas públicas y  saludamos a Ghandi en la plaza India. Cuando llegamos al centro, nos sorprendió la increíble oficina de turismo, con gente muy amable y espacios coloridos y una banca para sentarnos y planear nuestro recorrido. Allí, nos enamoramos de Galápagos, un libro de fotografías nos mostró animales que parecen salidos de otro planeta, lagartijas del color de la lava, aves con patas azules, iguanas marinas que parecían gárgolas de piedra y por supuesto las tortugas.




Caminamos el centro lleno de iglesias y edificios gubernamentales. Acostumbrado a Cartagena encontré pocas cosas interesantes, pero había algo que me llamaba la atención y era ver a ese centro cartagenero de mi infancia, donde la gente que había vivido allí por generaciones mantenían sus negocios de alquiler de ropas, de costura, y venta de dulces tradicionales, antes de que fueran desalojados para abrir espacio a millonarios de todo el mundo para hacerse con sus casas de recreo de última moda. El centro mantiene una estética preservada desde la declaratoria de patrimonio de la humanidad que lo hace muy bonito, y que ha permitido  que siga siendo de los quiteños, y que haya sido para mi una tele-crono-transportación, un deja vu, un revivir de mi infancia por las calles de Cartagena.

Al día siguiente, domingo, nos alegramos de ver muchos ciclistas en la avenida amazonas, a 10 metros del hostal. Seguimos el ciclopaseo hasta llegar al parque LA CAROLINA, donde disfrutamos de varias horas de descanso. Ahí, vimos a un grupo de jóvenes practicando breakdance, algunos saltimbanquis caminando por una cuerda amarrada entre arboles, niños  jugar, y nosotros simplemente estábamos ahí, como suspendidos en ese lugar cálido.

Luego del parque, quisimos conocer la Capilla del Hombre. De tantas capillas, !por fin una al hombre!. Para llegar tuvimos que subir una montaña  muy empinada, unos 25 minutos de sudar tuvieron su recompensa: cuando llegamos el guardia nos dejó pasar sin cobrarnos por ser domingo, y conocimos la obra de Oswaldo Guayasamín. Él creó capilla, la construyó, y con su obra nos recordó que los motivos para hacer lo que  uno hace, las razones para trabajar, la inspiración, la fuerza que se necesita para conseguir lo inalcanzable, viene del alma, viene de la pasión, viene del amor. Humanistas quedan pocos, pero este es inmortal, y en su capilla, una luz permanece encendida esperando a su regreso.

El lunes temprano nos fuimos a conocer la famosa mitad del mundo. Al llegar encontramos una especie de ciudadela turística llena de museos sencillos y con un monumento en la mitad que demarcaba los cero cero cero de latitud. La vaina estaba llena de turistas de todas partes que se tomaban fotos con un un pié en cada hemisferio; y de enamorados que compartían un beso a lado y lado de la línea ecuatorial. Ana y yo decidimos no tomarnos la foto ya que descubrimos que esa no es la mitad del mundo, los tales sabios franceses la embarraron en sus cálculos y en realidad la mitad del mundo está situada en un pueblito indígena cercano. Resulta que los pueblos indígenas de aquel entonces  sí habían calculado correctamente la ubicación del cero cero cero de latitud, de pronto solo bastaba con preguntarles.

Por la tarde volvimos a Quito, con el objetivo de averiguar la forma de conocer Galápagos, y ahí tuvimos nuestra primera gran desilusión. Pensábamos que era caro, pero es que es prohibitivo. Lo más barato es 900 dólares por persona, y son solo 4 días y prácticamente no se conoce nada. Para hacer un tour completo hace falta tener 3500 dólares y definitivamente nosotros estábamos muy lejos de esa cifra. Fue doloroso, pero una vez más, de una desilusión Ana y yo conseguimos crear algo nuevo, una nueva meta, literalmente una nueva cumbre. El Cotopaxi.

El volcán activo más alto de América, 5898 metros, tal vez nuestro mayor reto. Hoy estamos en Latacunga, vamos hacia la laguna del volcán Quilotóa a más de 4000 metros de altura, serán dos semanas de duro entrenamiento para subir el Cotopaxi e inspirados por nuestro amigo guía Fabián, nos vamos a preparar  como guerreros para cumplir este sueño. En estas semanas subiremos senderos exigentes, montañas  de mediana altura, y aprenderemos técnicas básicas de glaciar. Vamos siempre con todas las medidas de seguridad, y con la compañía de un ángel más del camino.

Escribiremos antes de subir el Coto. Hasta entonces.



Algunos pensamientos  y reflexiones de viaje.

Domingo 11 de marzo 2012
Mañana será una semana de viaje, y cuando lo pienso, parece un día, parece una década. Poco a poco nos vamos convirtiendo en extraños a nuestro pasado, pequeñas porciones van cambiando, otras mueren y algunas nacen. Por ahora, sigo el rumbo de adquirir lo que ya sabía, lo que mi corazón conoce como verdadero. lo demás tan solo me interesa, no me convence.

Hoy, en el parque de la carolina, mientras los niños jugaban, unos muchachos hacían breakdance, y los amantes del circo probaban con caminar sobre una cuerda, recordé, me acordé que las cosas del alma superior, la que te conecta con tu espíritu, son cosas simples. No necesitas más que tus sentidos y el aliento, respirar y sentir es todo lo que pide tu espíritu para acercarse. Pero casi siempre estamos acurrucados, cuando simplemente podemos extender los dedos y tocar la hierba fresca, alzar los ojos al cielo y jugar con las figuras que se forman cada vez que los cierras y vuelves a abrir, concentrarse en el sonido de la respiración, en el sonido del chapoteo de los remos en el lago, en el olor del aire, en la calidez del ser amado. He vuelto a aprender que las cosas simples, las del alma, están en todas partes donde estés tu. No necesitas viajar, ni caminar, ni subir montañas, todo lo que necesitas está contigo. La aventura solo lo hace más divertido. Como dice Ana, solo se trata de estar.

Pensando en la gente que hemos cruzado durante la última semana, tengo que decir que encuentro factores que nos definen, que al ser esta mi primera vez en otro país, con otras culturas, apenas empiezo a identificar cosas que para muchos son obvias. El lenguaje parece convertirse en el vehículo de la personalidad de los pueblos, ahí se expresa  la bondad, la hospitalidad, la calidez, la envidia, la seriedad, la jovialidad y quien sabe cuantas características más que conforman esa personalidad que comparten los ciudadanos de su ciudad y los compatriotas de su país. Cuando alguien le dice a uno, son solo veinticinco centavitos, de inmediato el color del día adquiere un tinte azulado, tierno, sentimental, y digo dame dos, que sean cincuenta centavitos. Por andar en esas, en vez de andar flaco como me imaginé de mochilero, ahora resulta esta mañana casi no me cierra el pantalón.

Esa  expresión diminutiva y enternecedora me transporta a cuando era niño... es hablar con bondad, cariño y comprensión; empiezo a creer que con esa calidez uno se entiende mejor. Así, los hermanos ecuatorianos se han ido convirtiendo en guías, amigos y consejeros de nuestro viaje. La amabilidad con la que nos han tratado nos ha deslumbrado, al punto de que en una esquina son ellos quienes nos preguntan hacia dónde vamos, qué dirección estamos buscando, y si hay más de uno, se entabla un debate sobre la mejor manera de llegar a nuestro destino. Gracias a este pueblo de gente trabajadora y amable, de una belleza cultural que comparten con orgullo.

Jueves 15 de marzo
A medida que avanza nos hemos asombrado con lo largo de los días y de las noches. Salir de la rutina no nos ha significado descansar ni hacer nada. Ahora sin rutinas, se vive más, se camina mucho, se conocen cosas nuevas a cada minuto. Pronto tendremos  que tomar unas vacaciones de las vacaciones, pero por ahora seguiremos disfrutando de esta intensidad con la que se vive cada día, sin hastío ni perezas, con pasión y alegría.

5 comentarios:

  1. Hola Chevi! Hola Ana!

    que lindas sus palabras y que emocionante el viaje que están haciendo. Gracias por llevarnos con ustedes a través de éste Blog y que compartan sus ensenanzas.
    Esa alegría es contagiosa! No he dejado de sonreir desde que empecé a leer :)
    Los mejores deseos para el ascenso del Cotopaxi.
    Besos y abrazos desde Alemania.

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    1. Hola prima, que gusto saludarte, gracias por las palabras y un abrazo grande pa ti y pa Tilo.

      :)

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  2. Cuando estén arriba respiren muuuuy largo y profundo y luego cuando nos veamos me dan un abracito con el aire de uno de los techos del mundo. Los quiero. Puentes

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  3. Muchos dias sin saber de ustedes.....Como les va?

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    1. Un poco tarde pa responder, pero te cuento que ya vamos en Argentina, vamos felices y pronto estaremos de vuelta. un abrazo y saludos a las chicas y al marido de Brisbaine

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