Caminamos Sur América: Del Sur de Ecuador a la mitad de Perú en 2 semanas

jueves, 3 de mayo de 2012

Del Sur de Ecuador a la mitad de Perú en 2 semanas


Han pasado un par de semanas desde nuestro último relato, y la razón para ello es que nos robaron nuestro computador y nuestra cámara, por lo que comunicarnos estaba difícil y nos quedamos sin imágenes para recrear las historias. La buena noticia es que ya compramos las cosas y estamos listos para continuar nuestro camino al sur.
Hace un par de semanas estábamos en Puerto López, en el Pacífico ecuatoriano, disfrutando de la playa y de la tranquilidad que los pueblitos de pescadores ofrecen. Ese lugar es muy bonito y organizado, con un malecón lleno de restaurantes y hostales pequeños pero limpios y frescos. En la playa, la cacería de peces encuentra su punto de éxtasis por la mañana, cuando llegan las lanchas arrastrando redes cargadas de todo tipo de pescados, desde tiburones de dos metros, hasta pequeños bonitos. Ahí sentimos el contaste de esta humanidad producido por el dolor de los peces desangrándose y decapitados mientras aún están vivos, con la alegría de los pescadores que ven cómo su pasión y tradición les permiten llevar comida y bienestar a sus familias. Quedamos marcados para siempre por la tristeza en los ojos de los tiburones al sentir el filo del acero en sus entrañas mientras luchaban por volver al mar.

Cerca de Puerto López conocimos la Isla de la Plata, que queda a menos de una hora viajando en yate rápido y en la que se encuentra una hermosa reserva de flora y fauna típica del bosque seco y de la costanera. Ahí conocimos a los hermosos piqueros de patas azules y les tomamos cientos defotos que ahora sólo quedan en los recuerdos. El guía nos contó que la isla de la plata se llama así porque se ve plateada, y que se pensaba que en efecto su roca exterior estaba repleta del metal, pero al acercarse se podía ver que lo plateado no era más que el guano de las miles de aves que circundan los acantilados, pura cagada de pájaros.

Al día siguiente salimos temprano para la Playa los Frailes, el bus nos dejó  en la entrada del Parque Nacional Machalillas donde sólo tuvimos que firmar el libro de visitas para iniciar el camino de hora y media por el sendero repleto de lagartijas y todo tipo de insectos que Ana iba espantando a su paso con un palito que golpeaba al suelo durante todo el camino. Yo no paraba de reirme de que desde que salimos el crónico tac tac del palito de Ana no hacía más que atraer a más lagartijas, mientras nos asfixiábamos en el bosque seco.

Al llegar a la playa quedamos extasiados, es casi infinita pues no se ve dónde empieza ni donde termina,  y rápidamente se siente un aire de libertad y de soledad que invita a  quitarse la ropa y meterse al mar. Mucho disfrutamos de la playa y sus olas fuertes, del sol poderoso y de la arena hirviendo que nos quemó los pies. Salimos como purificados por ese paraíso casi virgen, y emprendimos el camino de regreso para al día siguiente salir para Guayaquil a encontrarnos con mi papá, que nos había invitado a una conferencia de su maestro Prem.

El viaje a Guayaquil fue bastante divertido pues se subieron al bus incontables vendedores de comida que nos ofrecieron tortas de banano, arepitas de maíz dulce, helados, y hasta panes de yuca, y obvio, probamos de todo hasta que nos mareamos.

Una vez en Guayaquil, buscamos hotel y mi papá nos visitó por la noche y nos dispusimos a dormir en el primer hotel de nuestro paseo. Al día siguiente Caminamos el impresionante Malecón 2000 del río Guayas hasta llegar al Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo donde conocimos la historia de los pueblos que han habitado el Ecuador, y las últimas ocurrencias de los artistas plásticos ecuatorianos. El malecón es realmente impresionante, un camino peatonal amplio, como una avenida, repleto de ventas organizadas de crispetas, bebidas y helados, con un minijardín botánico en la mitad, con fuentes llenas de peces y patos, con restaurantes y bares, y con el aire impregnado del olor dulce y salado del manglar. Después del paseo, y cansados de tanto caminar, regresamos al hotel para ir a conocer al maestro de mis padres y a quien he visto en palabras, videos y fotos  desde que tengo memoria.

Ya en el lugar del evento, un semidomo gigantesco, ubicado en la mitad del Centro Cívico de la ciudad, nos encontramos a mi papá con una sonrisa de oreja a oreja porque iba a ver a su maestro y porque nosotros también íbamos a compartir la experiencia. Nos había conseguido asientos en el mejor lugar, muy cerca y de frente, y ya empezado el evento, escuchamos las palabras de paz y de consciencia de PremRawat, quien nos habló a todos y a cada uno en particular.Era como si supiera las particulares tribulaciones de tu propia mente, la sed de tu corazón y las razones de nuestra alegría, así que sentimos cómo nos hablaba a nosotros y,  como el gran maestro que es, nos daba guías para continuar nuestro camino en plenitud, conectados con quienes somos, con nuestro ser. No hay mucho que debatir cuando se habla desde el sentimiento, desde el corazón, así que sólo puedo invitarles a conocer su mensaje en www.wopg.org

El lunes, despertamos en paz, y decidimos sumergirnos en el Guayaquil comercial, recorrer la zona donde según nos dicen se consigue de todo, y necesitábamos comprar unas chanclas, una mochila y los insumos para hacer artesanías.

Caminamos todo el día, casi hasta la noche, y en efecto  encontramos todo lo que buscamos, a los mejores precios que pudiéramos imaginar, e incluso la mochila comprada en un mall, estaba a un precio increíble.

Durante nuestro viaje hemos conocido a otros viajeros artesanos, que han logrado hacer del viaje su estilo de vida permanente pues hacen artesanías que pueden fabricar en el camino y que pueden vender bien en los lugares turísticos. Así que nos decidimos a intentarlo y en Guayaquil compramos de todo: pepitas y cordones para hacer las Malas de India, mini chaquiras para hacer tejidos en mostacilla de los indígenas nukakmaku, y en Lima compraremos los hilos para hacer pulseras en telar egipcio. Así que pronto veremos cómo nos va con nuestra empresa de viajeros.

De Guayaquil salimos en un bus para Baños, como a 8 horas de viaje. En ese bus nos sacaron la cámara y el computador de la maleta, y al darnos cuenta de la pérdida, lloramos desconsolados por las fotos, los recuerdos, y la impotencia que se siente cuando alguien toma lo que no es suyo, lo que no necesita y que nosotros sí. Pero al minuto nos dimos cuenta que estábamos juntos, bien, en un nuevo lugar, y con mucho camino aún por recorrer, y que revisando los antecedentes, nosotros nos caemos para arriba.

Baños fue uno de los lugares que más nos ha gustado, y a pesar de que lo pasamos rápido pues hicimos planes de llegar pronto a lima para comprar lo que nos robaron, disfrutamos de sus piscinas termales con agua hirviente, de las callecitas adoquinadas repletas de tiendas de artesanías, de restaurantes que ofrecen siempre una opción vegetariana, y de sus parques donde nos dedicamos a leer algunos capítulos de Cien Años de Soledad.

De Baños salimos hacia Cuenca a eso de las 11 pm, y llegamos siete horas después. En la terminal tuvimos que esperar a que amaneciera y luego buscamos un hospedaje para dormir un poquito. Cuando salimos a recorrer, nos encontramos con una ciudad de ensueño, coloreada con casas coloniales, con calles empedradas y con avenidas amplias y limpias, llena de plazas y parques, con mucho comercio, con mucha riqueza gastronómica, y con un sinnúmero de eventos culturalespara disfrutar, pues Cuenca, la tercera ciudad de Ecuador, es tremendamente rica en cultura,  así como en la amabilidad de su gente.

Caminamos todo  el día, y recorrimos casi todo lo que había por conocer, comimos un delicioso almuerzo vegetariano (cuenca también tiene una gran oferta de comida vegetariana) y nos fascinamos con los grupos musicales  que interpretaban salsa colombiana en los parques de la ciudad. Por la noche decidimos que en la mañana nos iríamos hacia Machala para tomar una conexión de bus que nos llevara al Perú, así que al día siguiente después de 10 horas de viaje, habíamos cruzado la frontera y habíamos llegado a nuestro primer destino improvisado: Máncora.
El cruce fronterizo fue más sencillo de lo que nos habían prevenido siempre que sehaga en un bus directo, y ya sin sobresaltos para pasar a Perú, llegamos a Máncora con muy buen ánimo. Ahí dormimos en un hospedaje en el que conocimos a sus cuidadores, Una pareja de peruanos con una bebé de 1 año que no gateó sino que caminó inmediatamente y que tiene la mirada poderosa que Gabo describe del Coronel Aureliano Buendía cuando miraba las ollas de la cocina y las hacía caer. Una vez más, Ana tuvo un(a) bebé a su disposición y jugó tanto con la niña que la bebé se paraba frente a nuestra puerta a esperar a que Ana saliera a jugar.

En Máncora encontramos una playa espectacular, con olas ideales para los surfistas y con arenas grises y blancas donde había cientos de viajeros con sus artesanías a la vista por si podían vender algo, pero dedicados al descanso y a beber con sus amigos.

Carlos y su esposa nos invitaron entonces a ir con ellos a trabajar en la cosecha del café que empieza ahora en la zona de Cajamarca (Perú), ya que por ser colombianos ellos se imaginaban que sabríamos mucho de eso, y que igual si no sabíamos, también podíamos ganar un buen dinero una vez que aprendiéramos. Estuvimos muy tentados, pero aún no nos decidimos. En Perú hay muchísima oferta de trabajo, en cada calle de restaurantes y bares encuentras avisos de oferta de puestos de trabajo, los hostales también son una opción rentable, y nosotros estamos por decidirnos  a hacer unos soles de más en este interesante país.

Por la noche salimos de Máncora hacia Chiclayo, cansados por un día de conocer y caminar, nos subimos a mi primer bus de dos pisos, pero igual no vi mucho pues nos dormimos casi de inmediato. Al amanecer habíamos llegado a nuestro destino y salimos caminando de la parada del bus aún muy prevenidos porque nos habían dicho que Perú era algo peligroso, pero nada nos pasó, y encontramos a gente muy muy muy amables, que ofrecían información turística gratis. De inmediato fuimos a comprar un tiquete de bus para viajar a Trujillo por la tarde y ahí nos guardaron las maletas. En Perú no hay terminales de transportes como tal, sino que cada empresa de buses es tan fuerte que tiene su propia terminal.

De ahí nos fuimos en bus hasta el museo más importante del Perú, el Museo Tumbas Reales de Sipán, donde reposan los restos del mayor hallazgo arqueológico de América en los últimos años: el entierro del Señor de Sipán, una especie de Tutankamon americano perteneciente a la cultura Mochica, la cual duró hasta el año 850 d.c. y que fue capaz de convertir el vasto desierto peruano en verdes campos cultivados gracias a su avanzada ingeniería hidráulica que les permitió desviar los ríos e irrigar los campos  con una técnica que aún hoy no ha sido superada.

La tumba del señor de Sipán es impactante. Como gran gobernante gozaba de los mayores privilegios y riquezas, así que fue enterrado junto con su sequito(sacrificado), su mujer(sacrificada), sus animales(sacrificados) y un verdadero tesoro en vestimenta de oro y joyas de toda clase. Nos llamó mucho la atención que ponían a un guardia a cuidar la tumba y le cortaban los pies, según el museo era como muestra de su compromiso, pero creo que era para que se quedara ahí haciendo la inútil tarea de cuidar cadáveres hasta convertirse él mismo en uno.

Doctos en la historia mochica, nos dirigimos hacia Trujillo, un pueblo más grandecito situado a unas cuatro horas de camino desértico y que es también muy conocido por sus ruinas arqueológicas. El camino hacia Trujillo fue asombroso pues nos sentamos encima del conductor del bus(aqui casi todos los buses son de 2 pisos), así que gozamos de una vista panorámica increíble. Ahí conocí las dunas, hermosas, imponentes y misteriosas, y a eso de las 6 vimos el atardecer más colorido de nuestra memoria, un fucsia  encendido que se nos quedó grabado en la parte de atrás de los párpados y que una vez más nos hizo preguntarnos por el sentido y el origen del universo, por el motivo de nuestra existencia y por el regalo sublime de estar vivos para contemplar tanta belleza.

A Trujillo llegamos a dormir, y en la mañana nos fuimos temprano hacia la Huaca de la Luna y la del Sol, situadas a una media hora de la ciudad. Ahí conocimos las pirámides de la cultura moche o mochica (la misma de Chiclayo) lo cuales las iban construyendo por pisos a medida que se iban sucediendo las dinastías de los gobernantes. Así que cuando el gobierno pasaba de una familia a otra, se sepultaba bajo barro todo vestigio del gobierno pasado y se construía un nuevo piso como palacio, centro administrativo y religioso.

En la Huaca de la Luna, nuestra guía nos explicó que la segunda parte de la historia del pueblo moche se caracterizó porque se pasó del gobierno monárquico a uno civil, lo que tuvo lugar debido a un fenómeno del niño que hizo llover tanto que acabó con las cosechas, y los gobernantes: charlatanes y falsos profetas que durante siglos habían justificado su obscena posición social y económica por ser los intermediarios con los dioses, obviamente no pudieron parar las lluvias a pesar de todos los sacrificios humanos hechos,y el pueblo se reveló. Pronto el pueblo moche se convirtió o fue conquistado por los chimús, quienes fueron mucho más fuertes y resistieron décadas las guerras contra los Incas.

Esa historia nos hizo pensar en nuestra sociedad, en nuestros gobiernos. Y parece ser que estamos en las mismas. El poder y la riqueza que goza nuestra clase dirigente sonobscenos. Son los mismos de siempre y se creen con el poder divino de cambiar las cosas: de acabar con la corrupción, de acabar con la guerrilla, de solucionar las inundaciones, de tapar los huecos de las calles, etc. Pero todo lo que quieren es vivir cada vez con más riqueza y poder. Así, al igual que los mochicas, cuando se cambia un gobierno, se sepulta con él a todo su sequito, se le echa tierra a las obras realizadas y el nuevo gobernante, tirándoselas de mesías, se dispone a empezar su obra que eventualmente será sepultada por el siguiente. Al fin y al cabo la democracia parece una monarquía sin monarca que descabezar. Por eso la impotencia que sentimos cada día ante tanta injusticia y tantos excesos.

Pero bueno, dejando la lora, nos fuimos luego hacia Huanchaco, una playa donde las olas rompen con demasiada fuerza sobre la avenida costanera, pero que no impide que miles de surfistas se lancen con sus tablas buscando las más largas del mundo que según nos contaron llegan a medir un kilómetro. Ahí disfrutamos de un almuerzo mexicano vegetariano y después nos fuimos a conocer la ciudad de barro más grande de la América Prehispánica: las ruinas de Chan Chan.

A mí no me gustó, es un poco de barro y ya, y menos del 5% de la ciudad está reconstruida y no te puedes ni sentar en los muros de barro. Sin embargo logra transportarte por momentos a la vida de esa gente hace quince siglos, bajo ese sol abrazador y me pregunto en qué pensarían, a qué dedicarían sus pensamientos cuando no tenían nada que hacer.

Trujillo nos regaló también una caminata al atardecer por su Plaza de Armas y sus calles peatonales. Es un pueblo hermoso que vale la pena visitar más de una vez. Esa noche salimos hacia Lima, nueve horas de trayecto en el bus más incómodo de la historia, con sillas de última generación pero separadas por 5 cms donde no cabe la rodilla de un bebé. Igual, llegamos a Lima y llegamos para quedarnos unos cuantos días. La estamos disfrutando y aquí compramos las cosas que nos robaron, y hoy nos vamos de caminata por el centro, así que sin más cháchara prometemos fotos para la siguiente entrada que será muy pronto.



1 comentario:

  1. Como así que tristongos? Nada! Me hacen el favor y guardamos la anécdota de los caquitos para que nos sirva de hito con respecto a que todo en la vida tiene puntos jartos. Culo de karma la que tienen esos manes encima porque yo creo que todos los que leemos el blog hablamos divinidades de sus respectivas madres...
    Los quiero mis negritos caminantes. Me encanta que Hans haya reconocido que hay cosas que son ¨puro barro y ya¨ y que Ana ande jugando con cuanto infante se le atraviese. Les mandamos besos desde nuestro nidito de amor. A Gus obvio, le pareció de muerte crónica lo de la perdida de los aparatos. Yo por mi parte les digo que lo importante es el viaje, no las arandelas. Como diría mi abuela lo importante es el sabor y no la receta.
    Se despide de ustedes la funcionaria pública grado 16 del Departamento para la Prosperidad Social, oficina asesora de evaluación de proyectos.
    Adios pues. MUAC

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